Gestión del conocimiento, creando valor para los fines de la ONG
Ya hemos comentado en otras ocasiones que aprendemos mucho de lo que llamamos «entrevistas de conocimiento mutuo», una conversación desestructurada y espontánea conde nos contamos quienes somos y que hacemos, cuáles son nuestras preocupaciones y los éxitos de los que nos sentimos tan orgullosos.
Y cuando profundizamos ¿Cuáles son aquellas cosas que más nos impresionan y de las que aprendemos? Y más, ¿Cuáles son aquellas que nos diferencian de otras organizaciones similares a la nuestra? Si hiciésemos una lista y la fuésemos depurando nos saldría de forma destacada “la forma en que hacemos las cosas”: nuestra manera de acercarnos y ganarnos a las personas, lo bien que tenemos organizada la información, nuestro sistema de gestión de citas, nuestros materiales y cuadernos de trabajo, la forma en que promovemos el aprendizaje, el uso de un lenguaje inclusivo… etc. etc. etc. ¡y todo ello es conocimiento! ¿Lo tiene la organización o las personas que ahora mismo están? ¿Qué perdemos cuando se va alguna persona de la plantilla?Si hemos conseguido establecer bien los conceptos para que una ONG trabaje este conocimiento que es su seña de identidad y su valor mas relevante, necesita desarrollar 3 pasos:
1. Fomentar el conocimiento personal. A través de procesos de aprendizaje, formación online o presencial, experiencia, intercambios con otras entidades, lecturas de libros, artículos, revistas, webs especializadas… Si tus profesionales no se forman y siempre hacen lo mismo, ¿Cómo va a crecer tu entidad y mejorar lo que haces? ¿Qué hacéis para ello? ¿Qué podeis incorporar nuevo? A estas alturas, y nosotros insistimos mucho en ello, hay muchas entidades que no se gastan el crédito de formación bonificada, recursos gratuitos para formar a su plantilla.
2. Fomentar el intercambio de conocimiento. Todo lo adquirido a nivel profesional en el paso anterior para convertirlo en una práctica de tu entidad hay que compartirlo con el resto del equipo, en un proceso de enriquecimiento permanente, que además es motivador para el equipo, porque todos son aportante, dando valor a lo que hacen, y receptores, retándoles a nuevas formas mejores de hacer las cosas.
3. Construir conocimiento organizacional. Pero que todo el equipo sepa algo no significa que lo sepa la entidad, entendemos esto como un proceso por el cuál cualquier persona nueva que llegue tenga acceso a estos conocimientos y los transforme con el tiempo y la práctica, en conocimiento personal. Para ello es necesario que estén explicitados, escritos y ordenados, estamos hablando de protocolos de trabajo, manuales de prácticas, fichas de trabajo, y otros recursos que los convierten en conocimientos de la organización.
Si para tu entidad lo que haces es tu seña de identidad, tendrías que preguntarte, ¿Cómo cuido este conocimiento? Y más, ¿Cómo puedo hacerlo crecer?