Conflictos en las ONGs… ¿Cómo los abordamos?
¿Qué nos ha pasado en la asociación, si todos queríamos lo mismo?
Toda entidad y asociación, surge de la unión de un grupo de personas que comparten necesidades, intereses o formas de ver la realidad, pero… ¿Qué ocurre con el paso del tiempo? ¿He cambiado yo? ¿Mis intereses? ¿Los otros?
Como todo sistema vivo, el grupo evoluciona y cambia, siendo necesaria una estructura flexible capaz de adaptarse, sostener y dar respuesta a sus necesidades. Así la entidad vive un cambio constante tanto de escenarios como de las necesidades de sus miembros.
¿Pero qué ocurre cuando las adversidades surgen entre las personas? ¿estamos preparados o contamos con los recursos necesarios para dar respuesta? ¿Por qué esperar a que surja el conflicto?
Desde las organizaciones y los grupos se esfuerzan en establecer los mecanismos necesarios para alcanzar los objetivos, estableciendo planes, reuniones de trabajo, calendarios y otras herramientas. Asimismo, cuando se producen dificultades en la organización en relación a sus metas, financiación, recursos, etc. se desarrollan mecanismos de respuesta para abordar las adversidades o dificultades.
¿Y que hacemos cuando las dificultades aparecen en la relación entre las personas? Las emociones, las creencias, los debería, los derechos adquiridos, la antigüedad, el compromiso, los afectos, las agendas ocultas son elementos que condicionan y mucho, el desarrollo de la propia organización.
Una de las herramientas actuales que mejor resultado tienen para abordar y resolver estos conflictos, son los procesos de facilitación donde se favorece el establecimiento de una comunicación adecuada, que responde a las necesidades e intereses de las personas que la componen, así se alinean los objetivos para conseguir los fines de la entidad. Esta metodología permita la coordinación eficaz, así como la prevención de conflictos interpersonales.
Las organizaciones que han tomado conciencia de esta realidad ya apuestan por establecer mecanismos tanto de prevención como en la aparición de conflictos interpersonales, fruto de la convivencia de los subsistemas vivos y cambiantes que la componen.
A través de la implantación de una metodología de facilitación se apuesta por abordar de manera directa las tres vertebras de la entidad: las personas y las interacciones que se establece entre ellas, los procesos y fines de la entidad.
Uno de los aspectos primordiales derivados de dicha metodología es la comunicación abierta y espontánea que se genera entre los miembros, creando un espacio seguro y de confianza, donde se refuerza la cohesión grupal y sentimiento de pertenencia, que es uno de los principios de la configuración de los grupos.
La mejora de las interacciones y comunicación entre las personas incide directamente en la excelencia de resultados, reduciendo la aparición de conflictos.